Soy un Hombre (II)

Lo que hace único al ser humano es su percepción de que la consciencia humana es capaz de desarrollarse y de su puesta en acción. La consciencia también existe en el reino animal, pero los animales no tienen conocimiento del desarrollo de su consciencia. No tienen ni la habilidad ni los medios para desarrollar su limitada consciencia. Pero la consciencia humana se ha desarrollado a lo largo de los siglos sin ninguna interrupción. El hombre es consciente de que es consciente, y además tiene medios para desarrollar aún más su consciencia.

Tenemos dos niveles en la consciencia: el nivel del instinto y el nivel del razonamiento. Los animales son mayoritariamente criaturas de instinto; ellos viven principalmente según su instinto, tienen más instinto que razonamiento. Pero el hombre tiene ambos, el instinto y el razonamiento. La capacidad de controlar el instinto y de desarrollar una mente razonadora son características únicas de él. Un animal, en cambio, está limitado al instinto; siente placer y dolor, pero no tiene capacidad para el conocimiento; así pues no puede ir más allá del placer o el dolor. Su consciencia no es capaz de desarrollarse más. Sí que es cierto que el animal se restringe de manera innata, pero no es consciente de ello, ni tiene capacidad para controlarlo de manera voluntaria. Si se pone pienso ante un animal, este se lo come si tiene hambre, pero no se lo comerá si no tiene hambre. Sin embargo, no comer incluso cuando se tiene hambre va más allá de la consciencia del animal. Comer cuando se tiene hambre, no comer cuando no se tiene hambre, y no comer cuando se tiene hambre son tres cosas distintas. El animal no es capaz de realizar la última opción. Es un hecho que los animales solo comen cuando tienen hambre; si no tienen hambre, simplemente no comen. Pero la consciencia del hombre se ha desarrollado hasta tal punto que puede no comer cuando tiene hambre, y también puede comer cuando no tiene hambre.

Un médico organizó una cena con ciudadanos muy distinguidos. Al comienzo de la cena el médico dijo: -La comida se ha servido a cada uno. Antes de empezar, determinemos si vamos a comer como hombres o como animales. -Todo el mundo se quedó perplejo. No podían comprender a dónde quería llegar el doctor. Por lo tanto el doctor les explicó: -Comer como un animal significa comer lo justo y necesario para satisfacer el hambre, comer como un hombre significa seguir comiendo incluso cuando el hambre ha sido saciada.-

No comer cuando se tiene hambre es una característica especial del hombre. La evolución del ayuno se debe a esta peculiaridad fundamental del ser humano. Aun pasando hambre, el hombre puede hacer ayuno durante dos días, durante 5-10 días, o incluso durante 40-50 días. No consume nada, ejercita un completo autocontrol. El autocontrol es un factor en el desarrollo de la consciencia. En el desarrollo progresivo, el hombre ha aumentado su consciencia sobre el control; además también ha desarrollado su capacidad mental de razonamiento y un juicio racional.

Querer, desear, son atributos de un ser vivo. Cuando nos adentramos en las características de un ser vivo desde un punto de vista filosófico, es evidente que el pensamiento, la memoria y la imaginación no pueden ser sus rasgos característicos. No se puede decir que todo lo que sea capaz de pensar, de recordar o de imaginar ha de ser esencialmente un ser vivo.

Las cosas sin consciencia pueden contener estos tres aspectos: la memoria, el pensamiento y la imaginación; el ordenador es una prueba directa de ello. Los ordenadores modernos son un ejemplo perfecto de la inteligencia artificial. La gente hoy en día prefiere no molestarse en memorizar hechos o números. Los introducen directamente en un ordenador, y cuando los necesitan, simplemente aprietan un botón y el ordenador imprime la información deseada (los datos exactos y precisos tal y como son). No hay peligro de tener un desliz o de perder los hechos. ¡Todo está en perfecto orden!

La capacidad de imaginar también está presente en el ordenador. No solo un ordenador puede diagnosticar una enfermedad sino que además puede recetar la medicina necesaria. Además de diagnosticar te ofrece una cura.

El ordenador puede pensar o escribir un poema, un artículo.

Por lo tanto, la memoria, el pensamiento y la imaginación no pueden ser características distintivas de un ser vivo. La marca distintiva va implícita en el sujeto en sí mismo, no más allá de él. Cualquier cosa que se encuentre a parte del sujeto en sí no puede ser una marca distintiva.

El atributo distintivo de un ser vivo es la capacidad de querer, de desear. Este rasgo solo se puede encontrar en lo animado, no en lo inanimado. Hay muchas otras cualidades que se pueden encontrar en lo inanimado, pero querer o desear no es una de ellas. El deseo solo se puede desear en un ser con consciencia.

El hombre es un ser vivo; él tiene deseos. Los animales, los pájaros por ejemplo también son seres vivos; e igualmente tienen deseos. Según se desarrolla la consciencia poco a poco, el hombre ha ido aprendiendo el principio del control sobre el deseo. Ha adquirido un conocimiento profundo, ha aprendido a tener un criterio. Las dos palabras “deseo” y “criterio” están a cada extremo del espectro. Desear es una cosa y hacer uso del criterio es otra totalmente distinta. El criterio en sí está dividido en dos tipos. El criterio que sabe y el criterio que renuncia. Tener conocimiento es bueno, pero renunciar, dejar algo, implica un gran desarrollo de la consciencia. Aquel que ha enriquecido su conocimiento sabe qué es lo que está pasando. Saber qué está ocurriendo es una cosa, pero no estar totalmente absorbido en un evento, no estar vinculado a él, es otra cosa distinta. Aquí tenemos una nueva dimensión de consciencia, una gran extensión de ello.

Hay dos tipos de hombres, aquellos que saben y aquellos que sufren. Alguna gente tiene conocimiento además de sufrir; otros tienen conocimiento pero no sufren. Tener conocimiento y sufrir son características generales de un ser vivo.

Si uno arremete contra un animal, si le asesta un golpe, el animal se enfurecería él también sabe lo que ocurre y sufre. El animal reacciona. Los animales poseen un instinto feroz de venganza. El camello y el búfalo son extremadamente vengativos; se les conoce por vengarse de sus agresores años más tarde. Este sentimiento nace en ellos al ser capaces de saber lo que pasa y de sufrir.

Conocer y sufrir son las características comunes de un ser vivo. Sin embargo, esos seres vivos que han conseguido desarrollar más aun la consciencia, han progresado en la dirección del conocimiento sin sufrimiento. ¡Pero solo para ser un conocedor, no un sufridor! Este es un desarrollo significativo; una nueva dimensión se ha añadido a la consciencia a través del sadhna (el aprendizaje espiritual); no dejarse arrastrar por la importancia del suceso; solo se ha de conocer el hecho, ¡no dejarse abrumar por él!

El significado del dhyana, la visión o la percepción es el conocer un evento, experimentarlo en toda su inmediatez.

Mediante el dhyana preksha practicamos la percepción del cuerpo. Uno se puede preguntar qué es lo que se puede observar en el cuerpo. No nos preocupa tanto la forma o la figura del cuerpo; más bien lo que se desea es percibir qué es lo que ocurre dentro. Nuestro cuerpo es un objeto material. En este respecto hay muchos sucesos que tienen lugar. Hay cambios químicos que suceden en el cuerpo; hay muchos tipos de transformaciones que tienen lugar gracias a la energía generada en el cuerpo. Varios procesos tienen lugar de manera consecutiva. Tenemos el aumento y la bajada de temperatura, y muchos otros cambios similares. Para conocer estos cambios, para tenerlos en cuenta, es necesario un gran desarrollo de la consciencia.

Tenemos dos objetos: el mundo exterior que es el mundo material, y el mundo interior que es el mundo de la consciencia. Conocemos el mundo exterior, y percibimos los cambios que tienen lugar en él; y de igual modo, podemos conocer los cambios que ocurren en el mundo interior. Pero el hombre que no practica dhyana, estará siempre confinado a los cambios que tienen lugar en el mundo exterior; él nunca conocerá los cambios que tienen lugar dentro. Cuando el mundo exterior es el único objeto de interés de uno, la extroversión prevalece. Podemos ponerlo de distinta manera diciendo que siempre y cuando un individuo sea extrovertido, el mundo de lo material permanece siendo su única preocupación. El mundo interior no puede convertirse en objeto de interés sin la introversión. Uno de los objetivos del dhyana es hacer que el mundo interior también sea el centro de interés, junto con el mundo exterior. Conocer los cambios producidos por la respiración, familiarizarse con los cambios sucesivos dentro de este es el proceso del dhyana preksha. Hace que las transformaciones siguientes sean más fáciles. Todas estas técnicas fueron valiosamente heredadas por Bhartiya-yoga. Más tarde, la gente permitió que esta gran herencia cayese en el olvido. Hoy en día, los occidentales están haciendo esfuerzos para conocer su mundo interior a través de distintos instrumentos. Mediante la tecnología de la biorretroalimentación están intentando conocer los sucesos y cambios que tienen lugar dentro de ellos mismos, con intención de modificarlas si fuese necesario. Aumentar o disminuir la temperatura, aumentar o disminuir el pulso ya son cosas fáciles para ellos. Una vez conocen la localización precisa del dolor, se vuelve posible aliviarlo. Hay innumerables procesos que tienen lugar en el cuerpo; estos no se pueden llegar a conocer sin el dhyana. Se puede decir que el hombre no es capaz de percibir, que no sabe las cosas que ocurren muy cerca. Hay un dicho que dice que el hombre puede ver el fuego de una colina lejana, pero no es capaz de ver el fuego a sus pies. El hombre está familiarizado con los sucesos del mundo exterior, pero no está tan familiarizado con lo que ocurre en el mundo interior. No es consciente de su propia esencia; no se conoce a sí mismo.

Pero sin embargo, sí es posible para el hombre establecer contacto con su ser interior. Hay una técnica para ello. Sin someterse a los procesos requeridos, uno no puede conocer su esencia interna, da igual lo mucho que uno lo intente. La respiración es el primer paso hacia la realización. Sale hacia afuera y entra hacia dentro; es un medio de doble cara, el intermediario entre el exterior y el interior. El hombre que quiera adentrarse en el mundo interior tendrá que hacer uso de este enlace de conexión.

La segunda forma de poder adentrarse del mundo interior de uno es el cuerpo. Percibir el cuerpo, conocerlo, es un proceso importante. La percepción del cuerpo no significa que uno tenga que ponerse en frente de un espejo y mirar su reflejo; no implica solo percibir el color y la forma del cuerpo. Estos se pueden observar con los ojos abiertos, mientras que la percepción del cuero es un proceso que se consigue con los ojos cerrados. Sin embargo, todos estamos acostumbrados a percibir las cosas con los ojos abiertos. Al estar acostumbrados a percibir imágenes, nuestra consciencia se ha convertido en una consciencia de imágenes. La consciencia real se ha perdido; ha sido suplantada por una consciencia de meras imágenes y sombras. Lo que nos concierne aquí son las sombras. En general, las sombras no se pueden coger. No obstante, hay maneras para poderlas alcanzar.

Un niño se puso al sol. Este vio su sombra en el suelo y le entró la curiosidad. Corrió a coger la sombra que había en el suelo del rizo de su pelo, que estaba arriba del todo de su cabeza. La sombra también se echó a correr. El chico siguió persiguiéndola, pero no pudo alcanzarla. ¡Estaba exhausto! Justo en ese momento le vio su padre, el cual se le acercó y le preguntó qué es lo que estaba haciendo. –Quiero agarrar ese rizo que hay en el suelo, pero la sombra se sigue moviendo y no puedo cogerlo. -El padre le contestó confiado-: No te preocupes, ya verás qué rápido lo vas a coger. Pero deja de correr, quédate donde estás. -El niño se quedó quieto. El padre le cogió la mano y le hizo coger el rizo de su propio pelo. Y el niño miró la sombra y vio que el rizo de pelo que estaba encima de la cabeza de la sombra estaba en su mano.

No se puede coger una sombra o una imagen directamente. Cuando la consciencia de un hombre se vuelve la consciencia de las imágenes, esto da lugar a muchos espejismos y malentendidos.

Aceptar el dhyana es aceptar lo que hay. Es un esfuerzo ir más allá de las imágenes. No nos podemos perder en ellas; lo que hemos de hacer es llegar a la raíz del asunto. Los problemas del día a día, ya sean sociales o económicos, colectivos o individuales, giran en torno a imágenes. Si simplemente pudiésemos agarrar lo real, muchos problemas se resolverían. Sin embargo, hoy en día, este hecho básico no se tiene en cuenta, mientras que la imagen se ha hecho extremadamente importante.

Un pintor hizo un retrato de una doncella de la aldea. Años más tarde mostró ese cuadro en una exposición de sus obras. Un hombre adquirió dicho retrato por 10,000 rupias. Según salió del salón de exposiciones con el retrato en la mano se topó con una mendiga que le pedía una moneda. Él la apartó y continuó su camino. Resulta que la mujer vio el retrato, dándose cuenta de que era ella la que había posado como modelo para ese cuadro. ¡La mujer real había sido rechazada y la imagen de ella había costado 10,000 rupias!

El dhyana significa experimentar lo que hay, lo real. No hay cabida para la imaginación. Durante la percepción de la respiración, percibimos la respiración, lo cual es algo real, presente; no es nuestra imaginación o cualquier otra cosa. En la percepción del cuerpo, percibimos los movimientos que tienen lugar dentro del cuerpo. De nuevo, esto es algo presente, y aquí no hay cabida a la imaginación. Durante el dhyana, uno se ha de mover con lo que hay. La imaginación tiene su propio papel que jugar, pero perder de vista lo real y vivir en la imaginación en su lugar no es lo adecuado. De lo contrario, la imaginación se convierte en algo terrible, una gran distorsión, un escape de lo que hay. En el trasfondo de lo real, la imaginación tiene un valor. Con la realidad establecida firmemente como centro, la imaginación tiene cierta utilidad. Pero la imaginación nunca puede suplantar la realidad.

El hombre ha desarrollado su capacidad de conocimiento y su capacidad de renuncia. Toda la filosofía se basa en esto. A día de hoy, sin embargo, el significado en sí de la filosofía está alterado. Hoy en día solo significa “saber”. La filosofía se ha convertido en un mero libro de conocimiento, el cual deniega completamente la validez de una experiencia directa.

El desarrollo del pensamiento filosófico en la India se basaba en la disciplina, en la no violencia, en la unidad existencial y en la igualdad, lo que constituyen en sí mismos la grandeza de la filosofía. En ausencia de la unidad existencial o de la comprensión de la igualdad, la filosofía se ha convertido en un mero ejercicio intelectual mediante un sistema de lógica. A día de hoy, no puedo ver la filosofía como algo distinto a la lógica. De hecho, la filosofía se ha convertido en lógica. El estudiante de filosofía de hoy sabe que si deja de lado la lógica, ya no queda nada en la filosofía. Nada salvo discusiones de principio a fin, afirmaciones y negaciones, aserciones y refutaciones, todo basado en la discusión.

La cuestión más destacable en los debates de estos días es que el intelecto o la lógica tendrían que ser la piedra angular de la religión. Una religión que no pasase el examen del intelecto o de la lógica, no puede decirse que sea cierta. Esto puede sonar bastante razonable. Un hombre acepta algo como verdadero basándose en la razón y en el intelecto. Basándonos en esto, uno no puede ir muy lejos en el camino de la religión. La razón y el intelecto pueden servir como escaleras para subir una parte de la ascensión, poro no puede haber una escalera hasta arriba del todo. Acaban en algún lado a mitad de la subida. Con ayuda de los escalones, uno puede subir tres o cuatro pisos, pero si uno ha de subir un edificio de cien plantas se convierte en algo extremadamente difícil de hacer por las escaleras; uno quedaría totalmente exhausto. Las cosas han llegado a tal punto que el hombre está poco dispuesto a usar las escaleras, incluso para subir dos o tres pisos. Prefiere usar el ascensor. Cuando el ascensor está averiado, se hace muy difícil subir. Las escaleras solo son un medio de ascensión. Un medio es, después de todo, un medio. Nadie mediocre puede ser universal; ni siquiera puede ser aceptable en ningún país en ningún momento.

La lógica y la inteligencia son medios de ascensión. Gracias a su apoyo se puede subir. Se pueden ascender varios pisos, sobrepasar muchos niveles mediante ellos, pero no nos pueden guiar hasta la meta final. Simplemente no es posible. Según ascendemos más alto, la lógica y el intelecto, habiendo cumplido con su cometido, se quedan atrás. Solos, es como experimentamos directamente lo que hay más allá. El hombre que, habiendo rechazado la experiencia directa, depende de la consciencia de la lógica y del intelecto, avanza algo en su camino, pero nunca alcanzará la meta final; la puerta permanece cerrada. La cerradura de una consciencia final se abre solo con la llave de la experiencia.

Nos enfrentamos a dos condiciones distintas. Una trata sobre el desarrollo del intelecto y de la lógica, y la otra del desarrollo de la consciencia interior. Sin el dhyana no se puede desarrollar la consciencia interior o la inteligencia. Sin el desarrollo de la consciencia interior o la inteligencia, no puede haber desarrollo de la filosofía en el verdadero sentido de la palabra. Los departamentos de filosofía en los centros de educación de hoy sirven simplemente para estimular el intelecto y para desarrollar la capacidad de razonamiento. El trabajo del intelecto es agudizar la memoria y el poder de razonar. Agudizar una habilidad es una cosa, pero saber cuándo y dónde usar esa habilidad desarrollada es otra distinta. La importancia de la habilidad depende de su uso. Un instrumento afilado se puede usar para hacer una operación, pero también se puede usar para asesinar a alguien. Así pues, ese instrumento afilado puede ser usado para salvar vidas y para quitarlas. Considerando que el instrumento se haya afilado bien, si no ha habido un cambio en la actuación de la consciencia, ese instrumento se convierte en letal y homicida. La historia de la armamentística es testigo del hecho de que el mero conocimiento, el mero desarrollo de armas cada vez más sofisticadas solo está empujando a la humanidad al filo de la muerte. Hasta que el hombre no desarrolle en sí mismo la capacidad de renuncia, la capacidad de ceder, hasta que la consciencia de la disciplina, del control, de la restricción no despierte en él, no podrá escapar del desastre. Por lo tanto, la filosofía ha de sintetizar las dos consciencias, la consciencia de la lógica y la consciencia de la experiencia. Una filosofía que tan solo desarrolla el intelecto y el poder del razonamiento no es una filosofía en absoluto. La filosofía verdadera es aquella que junto con el desarrollo del poder intelectual y del razonamiento, puede además desarrollar la habilidad de ejercitar control sobre sus efectos. Solo entonces el desarrollo de nuestra consciencia tiene significado.

La práctica del dhyana es un experimento para el desarrollo de la consciencia; es un experimento filosófico. Es esencial que los filósofos de hoy en día miren a la filosofía bajo una nueva perspectiva. Las costumbres anteriores no nos sirven. Los antiguos conceptos entran directamente en la esfera de la filosofía, pero en cambio, no se puede decir lo mismo de la filosofía de la edad media; esta filosofía ha permanecido meramente intelectual. Ya no se aprendía a través de la experiencia. Desarrolló la argumentación hasta un punto extremo. Nuestros filósofos antiguos puede que no hayan sido muy intelectuales o que tuviesen grandes cualidades respecto a la lógica, pero ellos eran auténticos sabios. De hecho, solo un sabio puede decir que es un filósofo. Un sabio se define como aquel que es capaz de tener una visión filosófica. Aquel que no es un vidente, que no tiene la capacidad de la visión, no se puede llamar sabio. Una persona así no puede ser un alma devota o un ascético. Un auténtico sabio ha de ser capaz de experimentar la realidad, de perseguir la filosofía hasta el final del todo.

La técnica de la percepción directa es el pivote sobre el que el sistema devoto de la India se mueve. Los sadhaks (aspirantes espirituales) en la India creen más en la percepción directa que en la indirecta. En la edad media ocurría al contrario. Los filósofos de esa época, dejando de lado la experiencia directa, comenzaron a inventarse hechos basándose en la razón. Ya no creían en la realización directa; más bien basaban todo en la razón y en el intelecto. Esta fue una de las causas del retraso que sufrió la India. En los países desarrollados de hoy, la superestructura del desarrollo se basa prácticamente en la observación y la experimentación directa. Una realización directa es posible a través de la consciencia transcendental, y también mediante aparatos sofisticados. Los occidentales no desarrollaron su consciencia transcendental mediante el esfuerzo espiritual; pero ellos desarrollaron unos artefactos muy sofisticados mediante los cuales adquirieron un conocimiento de sustancias y elementos muy razonables. Las máquinas sofisticadas de hoy en día son un sustituto del conocimiento transcendental. Cuando un director está fuera, hay un sustituto que toma su lugar. Los aparatos mecánicos ultra precisos están ejerciendo en lugar del conocimiento transcendental. Con la ayuda de estos instrumentos tan precisos, los científicos están descubriendo nuevos hechos cada día para mayor admiración del mundo.

El mundo de la filosofía de hoy va bastante por detrás del mundo de la ciencia. La filosofía ha perdido su lustre debido al abandono del método de realización directa. De hecho, la ciencia se ha convertido en el centro de interés de hoy día porque no ha abandonado la técnica de la observación directa. Sin la experimentación directa, simplemente basándose en la conjetura, uno no puede avanzar mucho o llegar a las verdades más sutiles. Las verdades ultra sutiles solo se consiguen y se comprenden mediante la experiencia directa; no están sujetas a la lógica o a la argumentación. Si la filosofía se aliase de nuevo con la experimentación directa, la distancia entre ciencia y filosofía desaparecería en muy poco tiempo.

La filosofía es la madre y la ciencia es la hija. Sin embargo, la hija, la ciencia, se ha vuelto tan esplendida, tan poderosa y renombrada que la gente se ha olvidado bastante de la madre, la filosofía. La madre se sienta lloriqueando en una esquina, y la hija como una señorona déspota, esparciéndolo a los cuatro vientos.

La práctica del dhyana es un experimento designado a devolver a la filosofía a su sitio correcto. La filosofía puede una vez más ocupar su trono legítimo, recobrando su lustre perdido, si adopta el método de observación y experimentación directa. El dhyana es el medio incalculable de la experimentación directa. Si no se practica el dhyana, la realización directa no tendrá lugar.

Al comenzar a practicar el dhyana, el sadhak se siente fuera de lugar; se encuentra a sí mismo en un laberinto. Por supuesto que esto es lo normal, es bastante natural. Esto se debe a que el hombre que no ha aprendido como adentrarse en las profundidades de la consciencia, todo el proceso del dhyana le puede parecer absurdo. Este sentimiento de incongruencia es bastante normal al nivel de la consciencia en la que el hombre de hoy en día vive. No nos olvidemos de que el hombre que vive en un nivel superficial de consciencia, nunca conseguirá una autorrealización incluso si viviese durante miles de años. El principio básico para la autorrealización es: salir del mundo basto para introducirse en el mundo sutil; del mundo de la materia al mundo del espíritu. Aquellos que nunca han hecho una peregrinación espiritual, aquellos que no han experimentado las verdades espirituales, y aquellos que no han sido iniciados adecuadamente para entrar en el mundo espiritual, siempre cabalgarán un caballo de madera que no los llevará a ninguna parte; jamás serán capaces de experimentar lo Desconocido.

Lo que es necesario es que la fidelidad del profesor no se quede confinada a los libros o a lo meramente burdo. Ha de llegar a reconocer que hay una fuente de conocimiento a parte de los libros, una fuente espiritual aparte de la material. Lo que hace que un hombre avance es su fe tanto en lo material como en lo espiritual. Tener fe solo en una de las cosas impide el conocimiento.

Estamos tratando aquí las dimensiones de la consciencia y su desarrollo, y es en este contexto en el que analizamos el papel de la filosofía. Una filosofía verdadera implica una síntesis de una realización directa y de un desarrollo intelectual y lógico. Ambos son necesarios: el desarrollo del intelecto y la lógica, y la experiencia directa. Ambos son necesarios porque un individuo no es un individuo solo, sino que también forma parte de una sociedad (está vinculado de manera inseparable con la sociedad. El individuo no es él solo a solas, él también es el otro. Bajo este punto de vista, la experiencia directa la realiza uno mismo y el intelecto y la lógica la realiza el otro. Imagina que un individuo en particular tiene la capacidad de autorrealización, que él por sí mismo ha visto la verdad cara a cara, y sin embargo no posee un poder intelectual suficiente o capacidad para argumentar; en ese caso, su conocimiento se quedará confinado en sí mismo. No será capaz de transmitirlo a otros. No podrá comunicar a otros lo que sabe; por lo que la lógica y el intelecto son absolutamente necesarios para la comunicación. De la misma manera, un mero intelectual o un buen argumentador nunca podrán llegar a la verdad. De cara a conseguir la verdad, la experimentación directa es esencial. Pura intelectualidad o pura capacidad argumentativa sin la verdad no hace gran cosa ni a unos ni a otros. La lógica gobierna lo más alto en el mundo de la filosofía y de la religión hoy en día, estando totalmente separada de la experiencia directa. Por consiguiente, nos encontramos ante un conflicto y una controversia infinitos. Teniendo una experiencia directa de la realidad, nunca habría tantas disensiones, ni tantas disputas ni conflictos.

Para conocer la verdad, la experiencia directa de la realidad es necesaria, y para comunicar esta experiencia a otros, uno ha de poseer un conocimiento intelectual y de razonamiento.

Decir una verdad es una cosa, y hacer que otro la entienda completamente es otra. De cara a ayudar a otro a asimilar lo que se ha dicho, uno ha de desarrollar su capacidad intelectual y de razonamiento. Una mera enunciación no nos basta, la cuestión ha de ser razonada para que el hombre la pueda entender completamente e interiorizarla.

El pupilo le preguntó al gurú: -Señor, la gran mayoría de la gente profesa algún tipo de religión, atienden las charlas religiosas y escuchan conversaciones religiosas. Pero no parece que haya ningún cambio en su vida ni en su conducta. ¿A qué se debe? -Fue una muy buena pregunta, de hecho. Fue muy pertinente en el momento, pero también se aplica al presente. Parece ser una pregunta para todos los tiempos. Nos hacemos la misma pregunta en el mundo religioso de hoy; la gente practica la religión, pero sus vidas siguen sin transformarse.

El gurú era un alma realizada. Analizó la pregunta en profundidad y contestó a su pupilo: -Es una pregunta muy buena. Por favor, hazme un favor, tráeme una jarra de vino. -El pupilo se quedó desconcertado y se quedó mirando la cara de su maestro. No podía entender qué tenía que ver una jarra de vino con su pregunta. Aun así, llevó a cabo la orden de su maestro y le llevó una jarra de vino. El gurú le dijo: -Llama al resto de los pupilos para que vengan. -Todos los pupilos se acercaron. El gurú ordenó que cada pupilo tomase un trago de vino de la jarra y que lo escupiese inmediatamente. Todos lo hicieron tal y como se les dijo, y la jarra finalmente se quedó vacía. Entonces el gurú pregunto: -¿Se siente alguno intoxicado? -a lo que todos contestaron simultáneamente-: ¡Ninguno máster! ¡Qué pregunta! Habría habido intoxicación si el vino hubiese bajado por nuestras gargantas. Tan solo lo mantuvimos en la boca durante un momento y luego lo escupimos. Nunca llegamos a tragar nada, ¿cómo podríamos habernos intoxicado?

El gurú le digo al pupilo: -¿Se ha contestado a tu pregunta?

El pupilo le dijo: -No me queda claro.

El gurú le explicó: -Hoy en día, la gente procesa una religión de manera masiva, y luego la desechan instantáneamente. Nunca llega a bajar por la garganta; nunca llega a tocar el corazón. Entonces, ¿Qué resultado se espera? ¿Cómo va a conseguir una transformación en la vida? La religión produce su propia intoxicación. ¿Cómo se puede dispersar? Siempre y cuando el edicto de la religión no descienda por la garganta, no podrá producir ningún efecto. Para hacer que el vino de la religión baje por la garganta, es necesario desarrollar el poder intelectual y de razonamiento; una coordinación de ambos es necesaria. Una coordinación minuciosa de una percepción directa con el poder intelectual y de razonamiento caracterizan a ambos, a la filosofía y al filósofo.

La consciencia humana se ha desarrollado en varias direcciones.

Para un desarrollo continuo, ambos aspectos, la vida y la ciencia, son importantes. El hombre no es solo un ser vivo; no posee simplemente la cualidad de estar animado. Además de la vida, se le ha otorgado una sensibilidad científica, una capacidad para ganar experiencia e inteligencia, y con la capacidad de renuncia. La ciencia de la vida ha sido diseñada especialmente para el hombre; no está pensada para los animales.

Parece muy necesario hoy en día que los educadores empiecen a practicar dhyana, y también deberían de trabajar la coordinación entre el dhyana y la ciencia de la vida. Shri A. K. Bhatnagar, ministro de educación en el estado de Rajasthán en la India, acaba de volver de Bangkok. Nos cuenta que la cuestión de empezar una amplia organización para popularizar el dhyana entre los funcionarios está siendo considerado por el gobierno de Bangkok. Todos los países muestran un interés general sobre cómo hacer un cambio en la conducta y el comportamiento del día a día del hombre. El ministro estuvo encantado de ver a profesores participar en el dhyana shivirs y reconocer la necesidad urgente de este tipo de trabajo. Con vistas a resolver varios problemas que confrontan al individuo, la sociedad y al país en general, necesitamos una nueva manera de pensar, una nueva filosofía. Esta nueva manera de pensar y nueva filosofía solo se puede conseguir a través de una coordinación minuciosa con el dhyana y la acción; mediante una combinación armoniosa de la ciencia de la vida y el conocimiento de los libros.

Lo tomo como un buen presagio el que el Departamento de Educación de Rajasthán haya dado un paso en esta dirección. Seguro que habrá grandes resultados.

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